MEMORIA DE INTENCIONES
EL LUGAR
La nueva Estación de Autobuses
debe cumplir con un triple propósito en un marco de austeridad: Resolver con
eficacia la función sobrevenida (especifica) de intermodalidad, integrarse en
el tejido urbano adecuándose a las directrices del planeamiento urbanístico y
crear una infraestructura eficiente y sostenible que responda a las necesidades
de los vecinos.
La ubicación de la misma, en el
extremo noreste de la localidad supondrá el nexo de unión entre el centro
urbano y la zona del Vaguillo, un entorno sin definición, separada del resto
por la barrera que supone la elevación de la antigua N-VI. Con la intervención
se persigue su revitalización, consiguiendo la articulación de los flujos
urbanos de entrada y salida a la localidad y de acceso a la mayor parte de las
infraestructuras próximas, (institutos, piscinas, casa de la cultura,
pabellones, etc.)
Precisamente el edificio
propuesto no se concibe como un objeto aislado, sino como vertebrador de los
espacios circundantes, es decir, definiendo un nuevo espacio acorde y no
simplemente ocupándolo. El proyecto no sólo responde a la propia coherencia
volumétrica y funcional interna del edificio, sino que intenta expandir su
influencia hacia su entorno de ubicación, entablando diálogo inclusive con las
preexistencias del lugar, estableciendo una clara seña de identidad a la
localidad. Pretende ser frente, ser reclamo visual desde las distintas vías de
acceso, potenciando la continuidad de la trama urbana.
Esa trama se consigue a nuestro
criterio disponiendo el edificio en esquina, de acuerdo a las alineaciones
marcadas por los viales, si bien en la fachada hacía la antigua N-VI mucho más
abierta, de viales más rápidos y concurridos dispone de una franja verde de la
que nos aprovechamos haciéndola participe de nuestro proyecto, la tratamos como
un nuevo espacio público para la localidad, una plaza-jardín, un mosaico que
resuelve la confluencia desde todos los puntos del acceso peatonal y sus
posibles concentraciones, proporciona vistas, urbaniza la zona, crea ciudad y
además el conjunto así dispuesto se constituye en protección visual y acústica
respecto de su actividad interior.
La calle Cantarranas, por otro
lado, supone la prolongación de la calle Quevedo que comunica la zona directamente
con el centro de la localidad, y como tal se ha intentado preservar ese
carácter, con una fachada más amable y alineada, lo que crea continuidad hacía
las edificaciones residenciales existentes por detrás de la parcela.
Precisamente y para no interferir en ese uso predominantemente residencial que
existe en la zona no se ha previsto ninguna salida de los autobuses hacia ella,
con las molestias que esto causaría a los vecinos tanto por ruidos y humos como
en la interferencia continua en el tráfico rodado y peatonal de la calle.
La intervención concentra las
circulaciones y maniobras de autobuses en el interior de la propia parcela, que
por sus dimensiones lo permite, previendo una única entrada y salida suficiente
en el extremo derecho de la fachada hacia la N-VI, que por otro lado comunica
más rápidamente y con menos maniobras hacia las salidas de la villa, no
interfiriendo prácticamente con ningún otro uso o tráfico peatonal por no
existir hacía este frente prácticamente edificación alguna.
EL PROGRAMA
La intención es dotar a la
localidad de Bembibre de una infraestructura acorde a su población, capaz de
dar el servicio requerido desde la sencillez de su programa que se distribuye
con claridad y eficacia
El espacio se ha intentado
ordenar mediante tres zonas claramente diferenciadas: la zona de los autobuses,
con el espacio al aire libre de espera cubierto bajo la gran marquesina y las
siete dársenas para la llegada de los autobuses, la zona acotada de espera y
venta de billetes con espacios privados para el personal y la zona de acceso
con los servicios de atención al viajero, como bar, taquillas y aseos. Todo el
resto de la parcela quedará libre para circulación, maniobras y paralizaciones
de los autobuses.
El programa
así distribuido dentro de la moderación en las superficies intenta cumplir
sobradamente el objetivo esperado para este tipo de terminales en base al
tamaño, frecuencia de líneas y afluencia de viajeros previstos en Bembibre.
EL PROYECTO
Se han seguido los siguientes criterios:
Funcionalidad de la solución
propuesta
Contenido estético
Relación con el entorno y
especialmente propuestas para los accesos que subsanen las dificultades
existentes.
Construcción eficiente y
sostenible
Viabilidad constructiva
Economía en el mantenimiento
Dos ejes paralelos a los
respectivos viales a los que da frente la parcela se cruzan dibujando un ángulo
recto en cuyo vértice se coloca el acceso abierto al espacio público creado.
Esta disposición en esquina permite dejar libre el resto de la parcela para destinarlo
únicamente a la circulación, maniobra y paralizaciones de autobuses.
El volumen de acceso se sitúa en el eje menor y es el que da frente al futuro espacio público. Orientado al suroeste, su fachada es abierta, luminosa y recoge mediante un gesto de hormigón blanco su propio volumen para plegarse sobre sí mismo y recoger también el de la marquesina trasera. De esta forma no creamos volúmenes exentos o independientes sino un vínculo de gran plasticidad que los unifica, creando el icono que será la seña de identidad del edificio.
En el eje mayor y alineado a la
calle Cantarranas se dispone el otro volumen, mucho más contenido y conformador
de ciudad. No obstante no pierde la relación con el anterior porque sirve de
apoyo longitudinal “intangible” a la estructura de la gran marquesina, que más
que apoyarse parece flotar sobre él, efecto mucho más visible en la entrada,
donde se crea un vacio a doble altura entre ambos volúmenes que pasa a ser
protegido por la propia marquesina. Sin embargo la mayor altura que alcanza
este elemento no se aprecia desde la calle Cantarranas al quedar retranqueado
con respecto a ésta, en ese intento de no perturbar el carácter más residencial
de la calle. Su fachada cuenta solamente con una rasgadura paralela a la calle
que permite controlar esta desde la sala de espera.
Bajo la marquesina se disponen
seis dársenas, quedando otra fuera. Esta disposición está condicionada por el
poste de alta tensión que “corta” la sucesión obligando a girar dos de las
dársenas al final.
Se busca el máximo
aprovechamiento espacial interno y externo, sin zonas muertas o residuales y la
máxima expresión en la transición entre el espacio interior y el exterior.
Estas situaciones aportan fluidez y calidad espacial. Se busca un edificio que
se integre y se muestre, pero una actividad que se oculte y no interfiera en el
uso residencial predominante.
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